Europa Descubre el Té

La planta de té tiene su origen en la  zona que abarca desde las regiones montañosas del norte de Thaïlanda, Birmania y Laos, hasta las montañas de Yunnan en China y las selvas de Assam en la India. Se cree que fue domesticada por los chinos hace 2,500 años, sin embargo, la planta de té se conoce desde hace 5000 años, lo cual confiere al té el privilegio de ser la bebida más antigua del mundo.

 

La historia del té siempre ha estado estrechamente ligada a la historia mundial. Su difusión tuvo por consecuencia el acercamiento e intercambio entre pueblos con filosofías y religiones muy distintas.

A partir del siglo X, el té se convirtió en un producto de exportación de primera importancia para China, primero hacia los países asiáticos, y posteriormente ampliandose hasta Occidente. A través de la ruta de las caravanas, el té se extiende por toda la región de Mongolia, Persia, el mundo musulmán y Rusia antes de alcanzar Europa en el siglo XVII.

 

Las primeras cajas de té llegaron al puerto de Amsterdam en 1610 gracias a la Compaña Holandesa de las Indias Orientales, la cual

sostenía relaciones comerciales con el lejano Oriente. Esta Habría de conservar el monopolio sobre el comercio del té hasta fines de la década de 1660 a pesar de la creación en 1615 de su competidora británica, la Compañía Británica de las Indias Orientales.

 

La propagación del té encontró en un principio una fuerte oposición, y despertó distintas controversias. No obstante, obtuvo un alto grado de popularidad y se convirtió rápidamente en objeto de un comercio importante.

Reservado en un principio a la realeza, pronto fue altamente apreciado entre la alta sociedad que acudía a los “coffee house” de Londres, a las cuales pronto se les llamó “tea house”.

 

En Francia uno de los primeros aficionados al té fue Luis XIV, el Rey Sol. Se cuenta que en 1665, sus médicos le recetaron tomar té para facilitar su digestión; a partir de entonces, adoptó la costumbre de tomarlo para su bienestar.